19 de julio de 2007

Las ayuditas para el frío

En estos días que el Programa Nacional de Asistencia Alimentaria - PRONAA, distribuye toneladas de ayuda a familias de extrema pobreza de nuestra región, es necesario evaluar que es más importante para el Perú, que el gobierno afronte el friaje abasteciendo de alimentos y medicinas a los afectados como todos los años, o que el Estado implemente una política de mediano o largo plazo, sobre prevención en épocas de friaje e inundaciones, donde esté incluido una migración paulatina de poblaciones a zonas con menos peligro. ¿Cual es mejor?

“Hemos entregado a la fecha 72 toneladas de ayuda a las familias afectadas por las bajas temperaturas en zonas ubicadas por encima de los 4 mil metros en Puno”, señala la directora ejecutiva del PRONAA, Silvia Ruiz, evidenciando una política asistencial, similar a los que práctica el INDECI y demás instituciones gubernamentales y no gubernamentales, sin embargo, nadie pone en práctica las políticas preventivas o al menos muy poco se conoce sobres estas formas, que serían más fructíferas y sostenibles en el tiempo.

Es harto conocido, que el gobierno central, otorga anualmente millonarios presupuestos para afrontar las consecuencias del friaje, pero el presupuesto para la prevención es exiguo. Las épocas de frío e inundaciones se repiten cíclicamente y cíclicamente llegan las ayudas.

El gobierno central cómodamente destina millonarios presupuestos para estas épocas, y los afectados, como pretendiendo arrancar algún presupuesto a los desprestigiados gobernantes, cada año esperan las ayudas: entonces ambos, gobernantes que olvidan siempre a los más débiles, y gobernados de extrema pobreza, entran en una componenda implícita de favorecer y ser favorecidos, y el frío como las inundaciones solo son una justificación.

Así funciona este país, o alguien cree que el Estado, a través de sus gobernantes, no se dio cuenta que las inclemencias de la naturaleza son cíclicas y como producto del deterioro del medio ambiente, cada año empeora. De lo contrario, la otra lectura sería, que los gobernantes prefieren que los de extrema pobreza desaparezcan, por el frío o por cualquier otra circunstancia, porque constituyen una carga para el Estado.

No hay comentarios.: