4 de noviembre de 2008

Ay Puno, punito…

Puno, la Ciudad del Lago, hoy conmemora 340 años de fundación española, mas por tradición que por una consecuencia histórica; y los puneños y puneñas instalados en esta tierra respiran aire festivo, irradian fervor patriótico expresado en la bandera blanquiceleste que adorna los hogares, bailan algún huayño puneño o morenada a ritmo de bolivianos; mas los que dejaron, convirtieron al “cerrito de huajsapata” y el “huajcha puquito” en himno personal, suspiran por la tierra, ríen acongojados y lloran cuando son presa de la memoria, y no sólo extrañan a algún pariente o un amigo, sino también algún plato a base de chuño o una porción de pan de alguna lejana provincia; añoranza es el mejor adjetivo, un recuerdo los persigue como un fantasma que se resiste a la perpetuidad del olvido. Ay Puno, punito…

Es paradójico, los de aquí sueñan con volar, y los que volaron sueñan con retornar; los de aquí preparan maletas, porque se convencieron que este cóndor que cumple 340 años no volará alto, no al menos como Arequipa, Tacna y menos como Lima, porque tiene las alas quebradas; es cierto, vive en un paisaje agradable, digno de fotos europeas y norteamericanas, pero la inmundicia que genera amenaza con borrar su mayor virtud, la pachamama, naturaleza dicen los de allá, medio ambiente gritan los otros, y los que no paran ni un segundo en contaminarla pretenden inscribirla como maravilla natural del mundo, tienen presupuesto para publicidad y no para contener la inmundicia. Ay Puno, punito…

Esperanza es una mujer de 24 años, apenas concluyó la secundaria, ella habla quechua aunque a todos le dice que apenas entiende, es emprendedora, entusiasta, lo único que le falta es autoestima, pero a diferencia de los que creen que en el Perú todo esta perdido ella piensan que esto cambiará, eso mismo le transmite a sus 4 hijos; los dos primeros son del mismo padre, luego rompió su opresión pensando que nunca más se repetiría la historia, pero la historia se impuso dos veces más. Lo mejor que tiene Esperanza es su nombre, sus habituales pretendientes son exactamente iguales que nuestros pretendientes políticos, te dicen que no luego salen con que sí. Esperanza, ha confesado a su último confidente que en el 2011, votará por Ollanta Humala, tiene el mismo perfil que su anterior pretendiente. Ay Puno, punito…

Clemente es profesor, licenciado por la Universidad Nacional del Altiplano, alcanzó su nombramiento hace 5 meses, dejó en el camino a más de 10 mil postulantes; a sus 27 años, es hijo de una destacada maestra, está informado sobre los futuros proyectos de Puno: “Zeede Puno”, “Interoceánica” y el “Gaseoducto del Sur”, pero no le entusiasma participar de los colectivos de desarrollo, es de los que creen que uno sólo construye el camino, juntos es posible, pero en Puno “nadie se pone de acuerdo” retrucó a la insistente invitación de un amigo. Clemente se encuentra en la pirámide más alta de formación académica, este año concluirá su doctorado, es uno de los pocos valores que la sociedad puneña pudo obtener, lo único malo es que no le interesa el desarrollo de su terruño, él trabajará unos años y luego piensa trasladarse a Arequipa o Lima; igual que la “Señorita Puno 2008”, está convencida que sus hijos deberían estudiar fuera de Puno y mejor si es en el extranjero. Ay Puno, punito…

Otro hombre, funcionario público de clase media y avanzada edad, del cual no importa su nombre, se define como bohemio, prefiere la “cusqueña” aunque siempre termina bebiendo otra de menor cuantía, él es amante del deporte y las presentaciones musicales; en aquellos recintos cerrados o abiertos junto a sus amigos esboza lo que debería hacer el máximo representante del Perú, pero a sus interlocutores les parece importar poco tal diálogo, y siempre terminan hablando de cotidianeidades e intimidades. Sus 3 hijos concluyeron la secundaria en la Gran Unidad San Carlos y su ultima niña aun cursa en el Colegio Santa Rosa, sus calificaciones no son las óptimas, pero a su padre no le interesa mucho, “yo me hice sólo y mis hijos también” balbuceó en alguna cantina del centro de la ciudad, ignorando que las oportunidades se cierran cada año y el subempleo es la cotidianeidad. Hay Puno, punito…

Puno, Ciudad Capital de la Región, al cumplir sus 340 años, no ha articulado espacios de participación ciudadana, peor aún a los ciudadanos no les interesa; al cumplir las 34 décadas desde que el Virrey Conde de Lemos sepultara San Luís de Alba e instaurara la misa en honor a San Carlos Borromeo, Puno aún ensalza la vida superficial, consolida la cultura de la apariencia, establece como norma la improvisación. La misma Municipalidad de Puno evidencia una debacle cultural, nos refresca que tiempo atrás ésta tierra albergó a artistas y poetas, nos recuerda la existencia de Dante Nava, de Manual A Quiroga, de Rosendo Huirse; de continuar con su brillante estrategia publicitaria, podría también recordarnos la existencia de los olvidados Carlos Oquendo de Amat y Gamaliel Churata. Hay Puno, punito…

A diferencia de las instituciones estatales y privadas, yo no rindo un merecido homenaje a Puno, es más cuestionó a los que lo hacen, porque detrás de los saludos festivos se esconde la desidia; se maquilla el desacreditado rostro del servidor público y la corrupción latente en la cosa pública. Es necesario reconocer, las instituciones estatales y los medios de comunicación hemos instituido la manera más hipócrita de decir “feliz aniversario”, igual se hace con la madre en su día, la lógica es: te saludo en tu día y el resto de los días vivo de tu nombre. Al cumplir Puno los 340 años, no renuevo mi compromiso para seguir trabajando, sólo le pide al divino creador y a la Pachamama me permita la existencia, para impedir que sigan jodiendo a Puno o en su nombre.