Los estudiantes de la Universidad Nacional del Altiplano, hoy, de manera recurrente protagonizan diversas protestas que consisten esencialmente en tomar la ciudad universitaria; es decir, cerrar el paso de la puerta principal y otras vías de acceso peatonal y vehicular, para ser escuchados por la autoridad.
No es de trascendencia analizar si son fundadas o no las tomas de locales, porque las justificaciones y medidas reivindicativas sobran al interior de cada institución u organización, el problema es cuando estas formas de protestas afectan al derecho a los demás y sobre todo denotan el empobrecimiento de la formación política que antes era algo brillante.
Un ramillete de universitarios, que en la época del gobierno de Fujimori, estuvieron arrinconados o adormecidos, hoy frustran las expectativas de los que vienen a cumplir con sus actividades académicas, con el único afán de conseguir cierto liderazgo para las próximas elecciones; dicho de otra manera, alimentar el ego propio y atribuirse una representación estudiantil para exigir en nombre de todos la solución de una problemática pendiente en cualquier organización.
No vamos a decir que, antes de que Fujimori arremeta con tanques y soldados a las universidades -los universitarios cada lunes izaban la bandera como colegiales- las cosas funcionaban color de rosa, no es así, las universidades siempre fueron focos de formación política y liderazgos, el problema es que ahora lo hacen sin lo primero. Es decir, la universidad peruana ya no es un centro de formación política, es más, ni se discute de política como miras a un progreso de este país en vías de desarrollo. Si hoy se habla de política se habla de la manera más superficial. Los universitarios hablan de política y la interpretan casi o peor que una ama de casa informada.
Hoy los universitarios ya no son más los entendidos en filosofía; los estudiantes están lejos de las polémicas y adiestramiento de la izquierda radical en su diversas manifestaciones y nombres, peor aun, ni siquiera están las polémicas moderadas, constructivas y responsables, tal como los exigiría la sociedad de hoy, no hay nada de eso, lo que hoy es constante son las tomas de local.
Así están las cosas en la universidad puneña, los escasos liderazgos se forman a punta de tomas de locales y arengas nocturnas. ¿Qué podremos esperar en los próximos años de estos líderes que en buena cuenta son los que dirigirán los destinos de la región altiplánica?.
Otra interrogante más, ¿Qué está mal en la universidad, los docentes o los discentes?. Si los segundos son meros repetidores de conocimientos e investigaciones foráneas, algo de responsabilidad deben tener los primeros. A nuestro parecer, el liderazgo universitario debe partir por los que se hacen llamar catedráticos.
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