Un aparato se apodera de nuestro tiempo, es el centro del decorado del hogar más humilde, despierta el interés del niño menos instruido, atrapa la atención del más conspicuo lector, se proclama como el medio de comunicación con mayor audiencia; sin embargo, en la escuela no nos enseñan a mirar. La televisión.
Que duda cabe, la televisión es el aporte de la humanidad que más ha contribuido a la vida cotidiana, diversos estudios demuestran que la televisión es la segunda actividad a la que dedican los jóvenes después del sueño; sin embargo su uso no es el más adecuado. Los especialistas recomiendan que los niños no deben mirar más de 30 minutos y en casa permitimos que los pequeños pasen más de 3 horas al día frente a la televisión.
Es cierto, la televisión a diferencia de la prensa o los libros, nos proporciona una información más amplia, es audio e imagen en movimiento; cuan lejos está del mundo abstracto de conceptos e ideas, propia de la lectura; pero el resultado es que cada vez leemos menos, es tan difícil encontrar niños con facilidad de lectura, de lectura comprensiva y crítica. Pero la televisión también es un instrumento altamente educativo, diversos programas infantiles y culturales constituyen una enseñanza entretenida y rápida. El asunto es que, los maestros y padres no hemos aprendido a ver la televisión de manera crítica. Si los padres se sientan a su lado para comentar las cosas que ven en la televisión y participan del programa activamente, los conocimientos adquiridos serán altamente productivos para el infante.
Sin embargo, ver la televisión como los estamos viendo, es una desventaja para el desarrollo del niño. Si no controlamos a los niños, crecerán dependientes de la televisión, serán narcóticos de la cultura audiovisual, huidizos del disfrute de la lectura, influenciables en todos los aspectos. Por tener una escasa capacidad de lectura crítica de la sociedad serán los ciudadanos más propensos a decisiones incorrectas. Claro eso sin contar que en el corto tiempo, adquieren comportamientos agresivos, asimilan actividades de mundo irreal y son los más propensos a la obesidad.
Entonces, es importante seleccionar e interpretar los contenidos y mensajes con pensamiento crítico, la escuela es uno de los mejores espacios para enseñar a ver la televisión con espíritu crítico, y el hogar es el más indicado para practicarlo
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario