Hace 5 meses, el 20 diciembre del 2006, el presidente Alan García, sugirió a los oradores y cantantes a chacchar la coca, "a esos presidentes del mundo que están con carraspera podría usted darles un poco de hoja de coca húmeda y verá como se les limpia la garganta".
Cual experimentado chacchador de coca, el máxime representante del Perú, prosiguió, "usted puede hacerse una ensalada, puede poner hojas de coca en su asado, al horno, puede hacer muchas cosas que le va dar un sabor especial; así como pone romero en la comida, alguna vez yo he hecho la experiencia de poner hoja de coca".
Las palabras del presidente eran tan cercanas a los productores de la hoja coca milenaria, claro que también advertía, que su gobierno combatirá el suministro de insumos químicos para reducir la elaboración de cocaína y trabajará para mejorar el accionar policial contra los narcotraficantes.
Pero desde aquella fecha tanta agua corrió por ese río. El presidente ha radicalizado su discurso y después de tanto soportarlo apartó a Juan José Salazar, el ministro que prometió a los cocaleros de Quillabamba evaluar y viabilizar el retiro de la Convención de Viena.
Según la Convención de Viena, aprobada en 1961 y ratificada el 19 de diciembre de 1988, al cual está adscrito el Peru, la coca es el número uno en la lista de sustancias controladas desde su fabricación y consumo hasta su importación.
Así, el presidente nombró al baquero Ismael Benavides, para que con mano firme de la derecha peruana, aplaste cualquier pretensión de los cocaleros. El hombre dirigirá el sector, lejos de la tibieza de Juan José Salazar. Será difícil saber porque no se alineó al gobierno el ministro saliente, pero de lo que estamos seguros es que los cocaleros lo extrañaran por muchos días más.
Según la Organización de Naciones Unidas, en el 2005, el Perú cosechó alrededor de 110.000 toneladas de hojas de coca, de las cuales se utilizan sólo 9.000 toneladas para uso legal, como el estado permite, y un poco más de 100.000 toneladas de la producción de coca se destina para la cocaína.
Entonces, ahora que Alan García se muestra tan lejos de los productores y hasta podría negar las recetas de la ensalada de coca que un día propuso; es necesario recordarlo que la coca "sabor amargo", también "tiene buenas condiciones alimenticias". Señor presidente, no arrase con toda la coca.
24 de mayo de 2007
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