El pasado 28 de abril el ministro de Defensa de Chile, Francisco Vidal anunció ante la Cámara de Diputados, la compra por parte su Gobierno, de 18 aviones de combate F-16 de fabricación holandesa, valorizados en US$270 millones; con esta adquisición Chile completará un total de 46 aviones. La compra de armamento de cualquier país vecino podría pasar desapercibida sino se trata de Chile, país con el cual hemos tenido un diferendo histórico.
Como se recordará, el 19 de marzo del presente año, el Perú presentó ante la Corte Internacional de La Haya, la memoria del diferendo marítimo, exigiendo la delimitación de las fronteras del mar, con el fin de recuperar unos 35.000 kilómetros cuadrados de territorio, que hasta ahora están bajo soberanía de nuestro vecino del sur; inmediatamente Chile recordó que existen dos tratados, suscritos en 1952 y 1954, que a entender de Chile, el estado peruano reconoció durante 50 años, incluso agregó acuerdos complementarios posteriores.
Más allá del sustento de Chile y su negación a una delimitación marítimas, es histórica y reiterativa la prepotencia y arrogancia de los gobernantes chilenos; recientemente luego de la presentación de la memoria ante La Haya, el entonces flamante canciller, Mariano Fernández, sostuvo: “el mar no de vende ni se regala, el mar se defiende”; similares aseveraciones lo hemos escuchado los peruanos en diversas esferas del gobiernos de Chile; ensimismándose superioridad y ventaja sobre el Perú.
Para analizar el contexto, también es necesario recordar, que el 25 de marzo del 2009, la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) ordenó la transferencia de 160 millones 220 mil 742 nuevos soles a favor del Ministerio de Defensa, destinados a reparar los aviones de guerra MIG 21 y comprar material antitanque. Precisando la actitud, encontramos que el presupuesto del Ministerio Defensa en el Perú es apenas US$ 650 millones hasta el 2011; mientras que el gobierno chileno incrementó su inversión militar a US$ 2,300 millones sólo en el 2008.
Para el Perú, es preocupante la carrera armamentista de Chile. “Ningún país puede alegrarse cuando un vecino compra armas. Y una flotilla de F-16 es realmente algo importante. Sabemos que cada país es libre de tomar decisiones, pero no podemos celebrar que se gaste lo que se está gastando en material bélico”, dijo recientemente el ministro de Relaciones Exteriores del Perú, José Antonio García Belaunde.
Sin embargo, lo que causa desasosiego es la posición peruana; más allá de la inquietud expuesta por diversos líderes tanto oficialistas como de oposición, la preocupación no se plasma en voluntad política; y por ende no hay acciones. Mientras Chile, facultada por Ley otorga el 10% de las ventas anuales del cobre a sus Fuerzas Armadas; en el Perú hay sectores que se oponen a normar la transferencia de presupuesto a favor del Ministerio de Defensa.
A nuestro parecer, es urgente que la Comisión de Economía del Congreso apruebe el proyecto de ley que propone otorgar a las FF.AA. el 5% del canon y las regalías que perciba el Estado por la explotación de nuevos yacimientos mineros; con ello las Fuerzas Armas al menos lograrían un equipamiento bélico básico. No se trata de una carrera armamentista es apenas un gesto para mirar al vecino país con la cabeza erguida.
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1 comentario:
¡Qué bueno! un país con menos plata que Chile, con el doble de población y el séxtuple de pobres instaura un cánon minero del 5%, lo gasta en armas en vez de preocuparse de una buena vez por todas de hacer algo por superar el antichilenismo y llevar una relación fluída con Chile. ¡Los felicito! Poner demandas de la nada para que el populacho se sienta unido en contra de algo lo único que ha hecho es que ahora se estén cagando de miedo de que Chile reaccione mal. ¡Perú va para atrás!
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