Hay una comunidad en Cusco, similar a tantas comunidades puneñas, ubicada entre 3,800y 4,500 de altitud, donde sus pobladores iniciaron un trabajo mancomunado hace 14 años y hoy fabrican panetones de brócoli, jamón de cuy, mermelada de perejil, panes de beterraga, queques con sabor a acelga, además de disfrutar de la bonanza económica pero no de la que predica Alan García sino generada por la ganadería y sus derivados. Es todo un paradigma de desarrollo para los Andes del Perú.
Es cierto que una golondrina no hace el verano, pero la experiencia de la comunidad de Jabón Mayo, ubicada en el distrito de Canas de Cusco, nos demuestra que es posible dejar de ser tan pobres con el único componente a nuestra alcance, el capital humano y por supuesto la buena voluntad; nos demuestra que es posible elevar la calidad de vida sin recurrir al capital económico, principal ingrediente de la corriente neoliberal; y algo más importante y aleccionador es saber que se puede hacer agricultura cuidando el medio ambiente, tal como lo hicieron nuestros antepasados
La base es pensar colectivamente, mancomunadamente y tener una entidad facilitadora del desarrollo, que sepa aglutinar estos esfuerzos colectivos; en el caso de la comunidad cusqueña fueron la Federación Departamental de Campesinos del Cusco (FDCC) y el Instituto para una Alternativa Agraria (IAA), quienes instituyeron un proceso de desarrollo agropecuario basado en la cultura del riego, allí donde antes no había producción ahora se duplica y hasta triplica las cosechas de papa.
Los protagonistas de este cambio, aducen que lo más importante es la participación de la población organizada en sus comunidades, además de una capacitación en la utilización de nuevas tecnologías y revalidación de las tecnología ancestrales.
Es posible heredar un mejor nivel de vida a nuestros hijos, juntos podemos romper la cadena de pobreza que hemos legado; y aquí, el papel del gobierno regional o central no es tan necesario, mucho más importante es la capacidad de desprendernos de nuestros intereses individuales y aglutinarnos por un interés colectivo; si las comunidades de la cuenca de Jabón Mayo pudieron vencer la adversidad del clima y la naturaleza, nosotros que soportamos similares condiciones climáticas también podemos lograrlo.
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