Con varios meses de anticipación y con cierto protagonismo mediático, un sector de la izquierda sur peruana anunció la protesta de ciudadanos indígenas contra la política del gobierno de García Pérez, al cual lo denominaron “Levantamiento de los Pueblos”; aunque la posición de la revuelta estuvo definida desde de la concepción de la organización, no sucedió lo mismo con los actores; hubo escasa coordinación entre gremios sindicales y un interés particular de los protagonistas, por ende la supuesta insurrección de pueblos originarios fue un fracaso.
Lo más llamativo pero casi de manera aislada sucedió el último viernes. En el marco del “Levantamiento de los Pueblos” que se acata desde el 20 de octubre, pobladores de la provincia de Canchis (Cusco) protagonizaron un feroz enfrentamiento con los efectivos del orden, dejando como saldo 40 policías y 35 civiles. Los pobladores exigen la renuncia del presidente Alan García, alto a la contaminación generada por la explotación minera y una rotunda negativa a la construcción hidroeléctrica Sallca Pucará, sustentando que privará de agua a las comunidades cercanas al proyecto.
En Puno, el del “Levantamiento de los Pueblos” pasó desapercibido, pueblos aymaras del sur de Puno, agitaron banderas y sacaron la “wiphala” pero la convocatoria continuaba exigua. Un grupo de dirigentes quechuas de Azángaro y San Antonio de Putina se sumaron a la protesta, pero igual la ciudadanía no se movilizó; entonces, Hugo Llano Mamani, como para no sentirse fracasado salió a decir que la revuelta recién empezaría, hasta hoy el altiplano felizmente vive en paz. Quizá lo más significativo fue el izamiento de la bandera del Tawantinsuyo en Juli, en protesta a las concesiones mineras, el alza del costo de vida y el abandono del sector agropecuario.
En fin, de poco sirvió el encuentro de los pueblos andinos realizado el pasado 20 y 21 de setiembre en la Universidad Nacional del Altiplano, incluido la presencia de Martina Portocarrero y el legendario dirigente campesino Hugo Blanco; la “Declaración del Qullasuyu” firmado aquel día sólo fue un mero discurso, las posteriores reuniones del 11 y 12 de octubre en la Raya (Cusco), no lograron ningún impacto en Madre de Dios, Apurimac, Arequipa, Tacna y Moquegua, regiones que al igual que Cusco y Puno se comprometieron a parar contra el gobierno. La célebre intérprete de “Flor de Retama” ya no canta con la misma voz, nadie niega que sus seguidores continúan cantando “la sangre del pueblo tiene rico perfume”, pero no con el mismo entusiasmo de antaño.
De la misma manera se puede concluir que la "Asamblea Nacional de los Pueblos", impulsada por Mario Huamán, secretario general de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), programada para el 4 de noviembre, terminará en una gesta de campaña política presidencial con exigua convocatoria social, adverso a la gesta histórica de Túpac Amaru, quien el 04 de noviembre de 1780, dio el primer grito de libertad en América Latina.
El problema es que todos los componentes de la gesta de hoy tienen aspiraciones políticas, que si bien son legítimas no representan el sentir de la mayoría de los ciudadanos del sur del Perú. Más del 70% de peruanos rechazamos al gobierno de Alan García por su política económica entreguista, pero no todos queremos a Huamán, Olmedo o Llano, como candidato en las próximas elecciones. Para levantarse es necesario soñar juntos.
28 de octubre de 2008
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